Castillo Forestal

En esa misteriosa construcción enclavada en pleno Parque Forestal, donde alguna vez tuvo su residencia un paisajista francés y donde después funcionó una oficina del Servicio Electoral para luego caer en el olvido, allí enfrente del tan galo edificio del Bellas Artes y al costado de la plazoleta Francia, no podía instalarse otra cosa que no fuera una brasserie.

Castillo Forestal ocupa como base la antigua construcción concesionada por el municipio de Santiago, a la que se le adicionó una nueva ala y una enorme y excelente terraza, además de un subterráneo donde funciona un particular museo del juguete chileno.

Jérôme Reynes, un emprendedor gastronómico por naturaleza, que tiene Bocanáriz en Lastarria y es socio de La Fabbrica en Plaza Egaña, explica que el concepto de brasserie de su nuevo emprendimiento significa un local que atiende desde temprano con sus desayunos (sur le pousse o bien-être, por ejemplo) para pasar por restaurante al mediodía y en la noche, y también ser un bar.

Su carta bien es un reflejo de aquello con desayunos, amplia variedad de sandwiches, un notable menú de almuerzo, además de entradas, ensaladas, tártaros, quiches, platos de fondo de mar y de tierra, postres, quesos, pasteles y helados. Más, por supuesto, una surtida carta de fermentados, destilados y demases.

Si bien la cocina es notablemente francesa, los productos son inexorablemente patrios. Tal vez la mejor muestra es la particular sopa de cebollas Façon Bellas Artes con ostiones de Atacama en caldo de cebolla al merkén mapuche, como para recordar que alguna vez la Araucanía tuvo un rey francés.